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El hombre en busca de sentido

«El hombre en busca de sentido” llegaba en un momento vital donde indagaba en el mío propio. Hace años había escuchado algo a cerca de esta obra y de su autor Viktor Frankl, pero nunca me propuse buscarla. Pero todo tiene su momento y cuando transité una etapa de salud delicada, decidí que sería el primer libro que leería en 2024.

Creo que lo leí en este punto porque yo también me hallaba en la búsqueda del sentido de una época dolorosa, gris y por instantes sin sentido. Quería encontrar en su lectura una nueva perspectiva a la existencia incluso en los momentos más difíciles. Ni qué decir que el relato de Frankl es una de las experiencias más crueles y dramáticas a las que un ser humano se puede enfrentar.

No podemos hacernos una idea cercana de lo que supuso para una persona vivir en un campo de concentración nazi despojado de ser. Éste es uno de los conceptos que más me han llamado la atención. ¿Cómo seguirías hacia delante al arrebatarte todo lo que absolutamente te identifica? ¿Cómo sería si te quitaran de la forma más denigrante posible todo lo que tienes y todo lo que eres? ¿Se puede encontrar dignidad en esa situación y al mismo tiempo alcanzar un propósito en ella?

Personalmente, lo que cuenta el autor en esta pequeña obra es un panorama dantesco. Aunque se percibe que su condición de investigador está latente e intenta transmitirlo lo más desvinculado posible de su propia vivencia: la experiencia de un psiquiatra que es llevado a un lager y sufre todas las atrocidades posibles dentro de un campo de concentración.

No me imagino qué es ser sólo eso. Piel, huesos y sumisión para hacer trabajos forzados y sobrevivir. Y un número, 119.104. Frankl habla de cómo hizo borrón y cuenta nueva, dejando atrás toda su vida anterior. Aquella que había fraguado con una identidad y una reputación científica como médico. Se mete de lleno en una “existencia desnuda”. Corta lazos y vínculos con su vida anterior.

También cuenta cómo la curiosidad se apoderó de los prisioneros  como reacción primaria en esa situación extrema. Les ayudó a distanciarse  de lo que les rodeaba y contemplaban la realidad con cierta objetividad. Es decir, un claro mecanismo de protección. Explica que, sorprendentemente, el hombre es capaz de acostumbrarse a todo en un lager. Y enumera más escudos, la insensibilidad ante los golpes, las muertes o la enfermedad ajena, las vejaciones, los insultos…

Su lectura te estremece y te preguntas ¿le queda algo a una persona cuando ha perdido todo y a todos? Y para responder estas cuestiones hay muchos fragmentos. En la página sesenta y nueve dice así: “(…) comprendía, por primera vez, la verdad contenida en las canciones de los poetas y proclamada como el conocimiento supremo por tantos pensadores: el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre…” “(…) Comprendí que un hombre despojado de todo todavía puede conocer la felicidad – aunque sea solo por un instante—si contempla al ser amado”.

Más adelante añade que el prisionero que perdía la fe en el futuro estaba condenado. Se abandonaba y decaía incluso hasta la muerte. Viktor Frankl llega a una conclusión en su cautiverio que el hombre siempre tiene libertad de elección. Es lo único que le queda cuando se lo arrebaten todo. Y su supervivencia reside en elegir un cambio de actitud frente a las adversidades. “La vida nos plantea preguntas cada día, cada hora”. “Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que te plantea”.

Asumir que se puede mantener un reducto de libertad espiritual y de independencia mental incluso en terribles estados psicológicos y físicos, es una revolución. Defiende que lo que le salvó fue elegir ese papel activo a pesar de todo. Fue inconsciente, pero le salvó a él y a otros muchos que decidieron elegir un sentido a su vida y aferrarse a ello. Lo cuenta un hombre desde la desesperación absoluta. Y en esa elección va implícita una visión desde el amor, no desde el miedo.

Para mí el fragmento más revelador de la obra es éste: “un hombre que se vuelve consciente de su responsabilidad ante quien lo aguarda con todo su corazón o ante una obra por terminar, nunca será capaz de tirar su vida por la borda. Conoce el porqué de su existencia y podrá soportar casi cualquier cómo”.

En definitiva, para mí, este libro es un alegato al amor. Por eso quería publicar este post hoy en el día de los enamorados. Aunque aquí en este texto no hablamos del amor romántico, que también. Tocamos el amor más profundo y primigenio. El de la unicidad del individuo. La llama de la que parte el individuo que resiste aunque le quiten todo. Un ápice de luz que insufla esperanza, confianza y libertad y que te hace ver más allá de las circunstancias directas. Un reducto de luz para las noches oscuras del alma.

Cien por cien recomendado este libro. Es un básico de fondo de estantería de todo preciado humanista.

Valeria Kiselova, heroína de carne y hueso

Hoy quiero hablar de héroes y heroínas. Pero no de los que salen en los libros y nos hacen soñar con los valores. Os hablo de una heroína de verdad, de las que se enfrentan con paciencia y tenacidad a los giros de guión inesperados de la vida. Según el Diccionario de la Real Academia Española, héroe o heroína es “aquella persona que lleva a cabo una acción heroica”. Además añade de “forma valerosa y arriesgada”. ¿Imagináis lo que supone tener una hija, tras perder un bebé antes, y conocer que padece autismo? Es el caso de Valeria Kiselova, ucraniana que lleva 11 años en España. Adora Málaga y aquí ha emprendido su particular cruzada para ayudar a los niños con trastorno del espectro del autismo a través de la literatura. Su cuento “La Princesa aprende a hablar”, es un delicado relato para fomentar el aprendizaje de estos niños. Así que pensad, que esta historia de Love Málaga tiene mucha fuerza. La misma fuerza de los héroes de Homero.

Love Málaga: Valeria, cuéntanos cómo decides realizar esta obra tan especial.

Valeria Kiselova: “A mi hija le diagnosticaron autismo. Desde ese momento, empecé a investigar sobre el tema. En mi búsqueda me topé con gente muy buena de un Centro Pediátrico de Fuengirola, Paidos, que está en Los Boliches. Su  logopeda comenzó a hacer sesiones de estimulación con mi niña. Y ahí aprendí mucho. Comprobé que las terapias funcionaban y que mi hija que no entiende y no habla nada, conseguía concebir que las palabras existen. Esto es lo más difícil. Cuando un niño con Autismo, relaciona que cada objeto tiene su propio nombre es cuando empieza ya la adquisición del lenguaje. Y precisamente, tras esta experiencia tomo el hilo conductor de mi cuento. Va de una niña que no habla y todo el mundo se comunica con ella y  no entiende nada. Ella lo intenta pero no es capaz porque para ella las palabras no quieren decir nada”.

LV: Es un mundo donde las palabras carecen de sentido…

VK: “Sí, es como un ruido. Imagina que llegas a un país extranjero. Todo el mundo te habla en chino o en otro idioma  y no entiendes nada”.

LV: Esa es la sensación que tiene tu hija ¿no?

VK: “Y más… y más. Porque muchas veces reciben mucho ruidos. Tienen problemas sensoriales. A algunos les asustan los  ruidos o les hacen daño. Es difícil entender todo esto. Viven como un mundo paralelo”.

LV: ¿Cuándo ocurrió todo, Valeria?

VK: “Hace más de un año y medio más o menos. Mi niña es pequeña todavía. Ahora tiene más de cuatro. Y he avanzado mucho desde que llegué a la terapia. Después de tres o cuatro sesiones mi hija dijo la palabra ojo y pensé que mi logopeda era una hada. Fue increíble. Era el principio. Estaba aprendiendo partes del cuerpo”.

LM: Y relacionó la palabra con el concepto…

VK: “Sí. Dicen que es la sensación de no estar conectados. Pues con un trabajo constante de logopeda se avanza mucho, lo recomiendo. Fíjate que hasta le dedico el libro a las logopedas que conozco. Bueno y también a mi hija. Pero es que ellas han hecho un milagro. Enseñan a estas personas que hace cincuenta años estarían aisladas en un cuarto. Y ahora la mayoría de los niños con este trastorno aprenden mucho”.

valeria kiselova

LM: Y dentro de este proceso, surge la idea de hacer el libro. Porque no encuentras suficiente material para incentivar a tu hija.

VK: “Hay material, hay cuentos, adaptados con pictogramas. Con historias que son totalmente reales, como  la visita de un niño al supermercado…, la visita de una niña que visita a sus abuelos… Pero yo lo que quería hacer es realismo mágico. Crear que dentro de la vida real pueden hacer cosas mágicas; que puede aparecer una hada que le enseña a la niña a hablar u otras cosas. Aquí cuento la historia de una niña que, que es una princesa que vive con sus padres y siempre está muy triste porque no entiende a nadie. Todo el mundo le habla pero no les comprende. Ella es feliz al saltar o columpiarse y cuando salta hace unos movimientos como si fuera un pájaro. Lo que se llama en autismo estereotipias, movimientos repetitivos, que hace mucho un niño con autismo, como andar en círculos. Y cuando hacen algo, lo hacen de una manera exagerada.

El siguiente cuento que ha salido con la misma editorial, GEU, es sobre la visita de la misma niña al dentista, que  es un oso que trabaja en el bosque y que tiene de compañero al Ratoncito Pérez. También vendrá acompañado con pictogramas. Las ilustraciones las hace una chica que vive en Madrid, Inna Ogando. Son muy bonitas, mágicas.

valeria kiselova

LM: Es muy importante la ilustración ¿no? Como apoyo de la historia.

VK: Sobre todo, porque si estamos hablando de niños con autismo, ellos son muy visuales y toda la información la aprenden o la asimilan solamente con las imágenes, suele ser muy importante. Para mí es importante que sea un libro bonito,  agradable y que los niños se enamoren de él.

valeria kiselova

LM: ¿A quién está destinado el libro?

VK: “Este cuento está destinado a los niños con autismo para que lean la historia de ellos mismos. Porque se pueden identificar con el protagonista y con el mundo que tienen alrededor. Por ejemplo, muchas veces no perciben a los animales, como que no los ven, a lo  mejor un gato viene y está a su lado. Mi hija se ha dado cuenta, de que hay algo vivo cuando ha visto a un pez, después de empezar las terapias. A raíz de tocar un puzzle de un pez, vio la pecera que siempre estuvo en casa y dijo pez. Relacionó conceptos. El libro les va a ayudar en la adquisición del lenguaje, a relacionar conceptos y entender más”.

LM: Me imagino tu situación, ¿habías hecho antes alguna publicación? ¿te dedicabas a esto? O de repente dices, “me falta material ¿cómo puedo encontrarlo?”.

VK: “Lo único que hice  fue escribir la historia, es decir, eran unos momentos muy dolorosos pero saqué fuerzas porque necesitaba contar la historia.   Yo soy de Ucrania. Terminé Filología Hispánica aquí en Málaga. Hice un Máster en Traducción para el mundo editorial y pensaba, que acabaría traduciendo libros. Pero la vida cambió y acabé escribiendo este cuento para que los niños vean que los milagros existen”.

LV: Me contabas que al principio fue muy difícil el diagnóstico…

VK: “Es muy complicado. Después de todo este tiempo puedo hablar de ello.  Yo me encerré, no quería ver a los amigos y era un tema tabú. Sobre todo para mí, que vengo de Ucrania y no había visto a una persona con minusvalía en mi vida jamás. Estuve en shock.  Ahora mismo en España ayudan bastante a los niños con autismo. Se está trabajando mucho en la inclusión. Dicen que no quieren comunicarse, pero no es cierto. Sí quieren, pero no saben cómo,  y los que llegan a hablar, son bastante tímidos. Luego el siguiente paso, lo que toca es enseñarles que el lenguaje es metafórico. Que “muerto de hambre” no es literal”.

LV: Es muy importante la estimulación temprana ¿no?

VK: “Sí. Nosotros empezamos desde los dos años y siete meses. Pero hay casos que se lo diagnostican antes. El nuestro es que no fue fácil de percibir”.

LV: A esos papás que se puedan encontrar en esta situación de diagnostico, como te ocurrió a ti, ¿Qué le dirías  para que ellos no se encuentren solos?

VK: “Que busquen apoyo en blogs especializados, ayuda de los logopedas, de los psicólogos, de otras madres que tienen niños con el mismo problema y sobre todo trabajar mucho con el niño y pensar que todo es posible. Que no siempre los niños alcanzan  un total nivel de entendimiento, pero que tienes que mantener la esperanza. Los padres son los que más pueden hacer. Tienen que saber de estimulación y apoyar a sus hijos. Según investigaciones  que yo he leído,  es a partir de veinticinco horas semanales cuando se ven grandes resultados. Para que te des cuenta, la Seguridad Social te paga dos horas semanales y tienes que estar en una lista de espera. Nosotros vamos a terapias externas porque podemos pagarlas, menos mal”.

valeria kiselova

Pero la creatividad de Valeria acaba de empezar. Ha escrito otro relato en prosa, con un lenguaje simple, con ilustraciones de Patricia Moreno que reside también en Fuengirola, Málaga. En él, acerca a los niños, los pintores más importantes de la Historia española a través de adivinanzas. Miró, Velázquez, El Greco, Picasso… grandes nombres que están presentes en esta obra.

Además de las obras La princesa aprende a hablar y La princesa va al dentista Hace unas semanas salía a la luz El gato errante, que acerca la historia de un gatito que se ve obligado a marcharse de su país con su familia. Este libro nos habla con voz de niño y utiliza la poesía para enviarnos un mensaje sobre el miedo de una familia común que se enfrenta a salir de su país y vivir como refugiados.

valeria kiselova

Así esta mujer fuerte, con corazón ya mediterráneo, ha logrado sobreponerse a grandes retos en su vida y ha demostrado que es una heroína. Para adquirir sus obras podéis entrar en su blog “Mírame y aprenderás”. Directamente encontraréis toda la información y un montón de recursos gratuitos. Gracias por compartir tu tiempo Valeria Kiselova con Love Málaga y demostrarnos que a veces los héroes salen de las páginas de los libros y se hacen realidad.

Love Málaga