Bienvenida, primavera
La primavera siempre ha sido mi estación preferida del año. He encontrado en ella ese remanso de paz que te aportan los primeros rayos de sol primaverales. Esa sensación que te embauca y te seduce el alma a través de los colores que comienzan a despertarse en los paisajes y en los aromas que rezuma de la naturaleza. Escasa, porque cada vez más, existimos encerrados entre hormigón y humo. Pero quienes tenemos la suerte de vivir la primavera en Málaga, ostentamos el privilegio de disfrutar de esta estación en la playa y en la montaña. Para todos los gustos. Para todos los momentos. Y hablando de momentos, mi primavera llega de muchos y variopintos momentos.
Ya en el primer día de esta estación con uno de ellos. Además coincidiendo con la jornada internacional de la Felicidad. Esa eterna búsqueda que todos llevamos tatuados en la piel desde que nacemos. Y que dos conceptos más bonitos, juntos: primavera y felicidad. Época de aumento de luz junto al camino hacia la luz de la sabiduría. Sabiduría a nivel personal, no hablo de títulos, ni carreras. Me refiero a cicatrices en tu esencia que te llevan a la auto-realización y al propio conocimiento. La máxima más famosa de la antigüedad «Conócete a ti mismo”, del templo a Apolo en Delfos que trasciende el tiempo. Y se repite. Repetimos todos, la misma historia. Algunos con más o menos ahínco, con más o menos fortuna. Pero todos estamos en ese laberinto de miedos, deseos, alegrías, frustraciones que nos hacen oscilar entre lo que pensamos que es nuestra felicidad y lo que sentimos que es verdaderamente ella. Lo que nos mantiene en nuestro sendero o nos aleja de él.
Y ahí, hoy, a mí, me han dado un empujoncito. En estos últimos minutos de este primer día de primavera, doy las gracias. Porque a veces viene bien que te zarandeen los cimientos. Cuestionarte, analizarte, sin prejuicios, ni reproches. Tan sólo aprendizaje. Y tener claro que todo esto es un viaje y como tal, hay que disfrutar del proceso y hacerte amiga de la hermana paciencia que todo lo ilumina. Un paso; otro paso; el siguiente… así, sucesivamente, hasta recorrer el camino mirando al suelo y saboreándolo. Esta mentalidad, sinceramente, es de valientes. Porque los sueños están en la nebulosa y son perfectos como acicate de la voluntad. Pero hasta un límite: no pueden borrar tu presente, tu ahora, tu momento. Y creedme, que a muchos, les pasa. Y aunque tu mente te lo rebata, dejar de pensar en ese anhelo, no quiere decir que permitas escapar a tu meta. Al contrario, es un acto de fe, de confianza, de que cada paso te acercará a tu objetivo. Aunque quizás al final del recorrido, no sea ya el mismo. Ese es el riesgo del que sabe esperar. Como dicen, «los guerreros más fuertes son aquellos que no temen a la muerte». Los que la abrazan y luchan con coraje hasta los límites humanos. Y es ahí donde surge el milagro.
Doy gracias hoy por esta entrada de primavera tan especial. Por traerme, felicidad en el día de la felicidad. Por aportarme luz y color a los pasados días invernales.
Gracias primavera que me permites mirar la cara luminosa de la vida para vibrar con ella lo más alto posible. Que me permites seguir caminando y comunicando, pues ese es mi proceso. En ello estoy con muchos y buenos compañeros y maestros que con sus consejos y lecciones me hacen evolucionar y creer que se puede hacer posible, lo imposible.
O como dice, el maestro Javier Ruibal, que por cierto, estará este jueves, 23 de marzo, a las 21:30 horas, en La Cochera Cabaret celebrando su 35 aniversario:
Ven, amor, que beberemos
de la médula del día
a sorbos largos y lentos
para tomar alimento
de lo que hoy nos dé la vida.
Ven con toda la esperanza
que nos empuja al encuentro
y, a tu paso decidido,
ven a sembrar el camino
con todos los besos nuevos.
Sembramos camino y sonreímos a la vida. Familia Love Málaga, a partir de ahora, de vez en cuando, abriré un poquito mi alma a esta ventana que nos trae la primavera.
Love Málaga
Fotografía JuanJo Fotógrafos.
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