Dando vida a Cabaret Efímero
¿Os habéis preguntado alguna vez cómo se construye una obra de teatro? Os tengo que decir que parece magia. Por eso hoy os quería acercar una parte muy importante de mi vida que es aquella destinada a contar historias. Pero historias que hablan de lo que tú y yo sentimos. Historias de ficción con las que verte reflejado y así profundizar más en cómo eres y por qué actúas de determinada manera. A mí como espectadora o público, me gusta que me entretengan pero también que me quede una sensación de plenitud de que he aprendido algo más. E interpretando, no os digo entonces nada. En cada obra me conozco más a mí misma y a mi entorno. Como ocurrió con “Cabaret Efímero”.
Hace justo un mes, estrenábamos en el Teatro Cánovas de Málaga con el Centro de Arte y Crecimiento Artístika la obra de elaboración colectiva “Cabaret Efímero”. Un musical que creamos a propuesta de nuestra directora y profesora Lorena Roncero. Era la primera obra de esta escuela malagueña que abría sus puertas en septiembre pasado. Y tras un primer trimestre soltando nuestro cuerpo y nuestra mente y adquiriendo nuevas técnicas de expresión corporal y emocional, a finales de diciembre, ya nos acercábamos a esta obra. Fijaos, estrenamos en mayo y empezamos en diciembre. 12 actores que compaginan sus vidas laborales y familiares con una inquietud que en mayor o menos medida les mueve a vencer miedos delante de centenares de personas sobre un escenario. Y es que la propuesta era arriesgada. “Vais a representar un cabaret que cierra sus puertas en breve. Sois artistas que recibís la noticia en frío. Este es el punto de partida de Cabaret Efímero”, nos explicó Lorena Roncero. Y a partir de esta premisa, cada actor creó su personaje con todo su universo. Imaginaos, lo que es dejar vuestra imaginación libre para inventar la familia y la vida de esa persona. Es un proceso maravilloso y difícil. Eres un “hacedor de milagros”. Porque por ejemplo, eres capaz de ponerte en la piel de ese personaje sin juzgarlo y sintiéndolo parte tuya. ¡Es una sensación muy especial!
Dentro de mi cabeza, surgió Gloria. Una cantante y bailarina cuyo único propósitoera convertirse en una número uno de los escenarios. Su pasión era el cabaret. Había dejado atrás su familia en un pueblecito en una montaña. Había abortado cuando era muy joven y todavía no se lo había perdonado de manera completa. Pero era una superviviente. Se relacionaba lo justo con sus compañeros aunque su predilección era Sandra la más joven del equipo. Veía en ella la hija que pudo haber tenido.
Este era mi personaje. Así que tenía varios retos: uno, sacar seguridad y sensualidad en el escenario. Era un personaje decidido, así que no tenía que mostrar miedos. Dos, cantar en grupo y con un número sóla. “¿Te atreverías con una versión de Roxanne?”, me propuso Lorena. Y yo le dije que sí, no sin antes dudar de mí misma muchas veces. Así que comenzaron meses de ensayos duros y de entrenamiento con la profesora de canto de Artístika, Cristina Jiménez a quien le agradezco mucho su trabajo porque ella me ayudó a sacar a la Gloria artista que llevaba dentro.
A partir de ahí surgieron muchas dudas, porque os digo que el principal miedo de un artista cuando te enfrentas a un proyecto es “¿seré capaz?”. Es una sensación de no quiero defraudar a nadie, ni al equipo, ni al público, ni a ti mismo. Al menos para mí. Es un pensamiento que me acompaña siempre y que me hace pensar demasiado en determinados momentos. Y os digo que encontrar en ese equipo a un director que se pone en tu lugar es un privilegio. Tengo que agradecer mucho a Lorena Roncero porque es una capitana de 10. Es una directora de alma. Y de familia que te arropa para que tú llegues a despegar interpretando. No sé si os pasaba, pero cuando vi por primera vez en el cine la película “La comunidad del anillo” (no he leído a Tolkien), ese espíritu de compañerismo, lealtad, apoyo y autenticidad entre los personajes me llegaron hondo. Y pensaba en cómo habría sido el rodaje. Y leí y me di cuenta que esa “comunidad” también se había creado fuera. Y me daba una envidia tremenda que hubiese personas que desarrollaran un trabajo con vocación y además en ese ambiente. Y algo así es lo que hemos vivido todo el grupo en «Cabaret Efímero». Con Lorena Roncero como “capitana”.
Y no era nuestro trabajo. Pero el compromiso estaba como si lo fuese. Tuvimos que memorizar coreografías, textos de los diálogos y monólogos, además escritos por nosotros mismos… buscar vestuario, decorado…
Todo sin saber cómo iba a quedar, porque estaba en nuestra mente y tenías que realizar un ejercicio de confianza contigo mismo y con el grupo para saber que todo eso que estábamos elaborando iba a materializarse.
Y así fue. El 18 y 19 de mayo gracias al Teatro Cánovas salimos a las tablas el elenco de “Cabaret Efímero” y disfrutamos como niños de bailes, canciones e historias que ya han quedado para la andadura del primer año del Centro de Arte y Crecimiento Artístika de Málaga. Un viaje maravilloso donde quedaron atrás los miedos de “si podré hacerlo, si estoy ridícula, si tengo talento suficiente y si le va a gustar al público”. Llenamos y nos llevamos aplausos y el calor de muchos malagueños. Y esa sensación es incomparable.
Quería acercaros un poco mis impresiones de lo que es una profesión mágica para mí: aquella que es capaz de reunir durante una hora y media en una sala a centenares de personas que se abandonan al calor de una historia. Y se identifican con esas vidas y sueñan a través de esos personajes. No me digáis que no es magia. Magia de la buena.
Carmen Moreno