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Julio Fraga, un contador de historias

“Adaptarse o morir, renunciar para subsistir”. Es una frase que he leído y me ha hecho reflexionar. Es una especie de lema al que parece que gran parte de la población está o, vamos a incluirnos…, estamos adheridos. Pero a veces, te encuentras con personas que hacen replantearte tus esquemas porque te enseñan que otro camino es posible. Porque a pesar de que nuestro cerebro se resista a los cambios y a salir de nuestra zona de confort, estas personas te muestran, que para ser feliz, a veces, hay que tomar decisiones. Es el caso del polifacético Julio Fraga. Por delimitarlo, le presentamos como director de teatro y de cine, pero es infinitamente mucho más. Hoy, cuando finaliza el Festival de Cine de Málaga,  conocemos parte de esa intrahistoria en esta entrevista para Love Málaga.

Love Málaga: Julio, pasión por transmitir, por contar, compartir tu conocimiento… Has tocado casi todos los palos en el mundo audiovisual. ¿De dónde viene esta necesidad?

Julio Fraga: “Yo he sido un niño muy calladito, muy bueno, siempre leyendo. Realmente, era tímido, bueno sigo siendo tímido, pero hubo un antes y un después de conocer el teatro. Porque me abrió al mundo. Y me abrió la pasión por contar historias. Yo creo que soy un contador de historias aunque, antes soy un ojeador de la vida. Me encanta observar a la gente, las costumbres, los países… Y luego con lo que observo, cuento las historias. A esto, se une también mi afición por la literatura. A volar con la imaginación. Además de mi amor por la plástica, la pintura, la escultura, la arquitectura. Así que todos estos amores que yo tengo se mezclan para expresarse en mi profesión a partir de la dirección escénica o cinematográfica”.

LM: Pero, de Huelva a Sevilla, te marchas para estudiar Interpretación ¿no?

JF: “Yo empecé haciendo teatro en Los Maristas y luego a los Institutos de Bachillerato donde hacía representaciones. Ahí me envenené y me fui a estudiar Interpretación a Sevilla en el Instituto del Teatro, que era una de las grandes escuelas en aquel momento en España. Me fui a estudiar Dirección a Madrid por la Real Escuela Superior de Arte Dramático y después, me fui a Londres para seguir con el estudio de la Dirección en la Royal Court Theatre. Luego ya Paris, Italia, giras por Marruecos, Latinoamérica, casi todo el Mediterráneo. Después me quedé en Sevilla pero me muevo dónde haya trabajo. Soy ciudadano del mundo. Siempre donde haya interés  para que yo cuente una historia.”

LM: Contar historias, pero también, enseñar a contarlas. La parcela de investigación y renovación para el actor o director la tienes muy presente. Y la parte docente la desarrollas con mucho éxito por toda España.

JF: “Yo siempre digo, aprendo más en los cursos que los alumnos conmigo. Los cursos que doy me hacen estar en una continua ebullición para seguir avanzando. Igual que el actor debe estar trabajando secuencias, escenas, obras de teatro para que esto no se duerma. Porque ante todo, es un oficio. Luego está el arte, como artesanía y obra de arte. Y en ese proceso los actores deben estar haciendo constantemente “jarrones de barro”, como digo yo. Luego los pintarán, adornarán y se quedarán en obra de arte o simple artesanía. Pero al menos que sepan hacer con profesionalidad esos jarrones todos los días. Y, por eso, para mí la docencia es muy importante. Es un calentamiento para futuros trabajos y producciones”.

 julio fraga

LM: Incluso, impartes clases de interpretación como coach para actores y también para empresarios o profesionales que necesitan herramientas de comunicación.

JF: “Sí. Cuando el coaching no existía, eso lo hacía yo hace ya 25 años. He trabajado con muchos empresarios que querían comunicar una idea, tenían que dar conferencias, mítines, para relacionarse con sus clientes… les ayudo y lo llevo haciendo toda la vida. Aunque  ahora es peor estamos tan incomunicados con móviles, televisores, ordenadores que no compartimos. Desde este punto, cada vez somos más introvertidos y nos hace más falta saber expresarnos. También ayudo a profesores, escritores que no saben estructurar un texto…”.

LM: ¿Con qué faceta de las que ejerces te identificas más? ¿Dónde está más presente la esencia de Julio Fraga?

JF: “Lo que pasa es que en España al igual que otros países en Occidente, está la mentalidad de “tú tienes que ser una sola cosa”. Te encasillas o te encasillan. Y yo precisamente,  soy todo lo contrario. En el mundo del teatro he sido productor, director, actor, director de casting, coach, director de producción, productor ejecutivo. He sido director de cine, regidor, ayudante de dirección, auxiliar… he hecho de todo. Y eso, repercute en mi oficio que es director de escena y de cine. Es decir, cuando tengo que hacer una preproducción, ya sé lo que necesita cada departamento. Tengo una visión completa. Pero donde me siento más cómodo es en el patio de butacas, dirigiendo teatro y detrás de la cámara, dirigiendo cine. Me gusta comunicarme con el actor en esas dos variantes. Yo soy un director, en esencia, de actores. Tengo conocimiento, por mi bagaje, para arropar esa interpretación con los demás departamentos. Pero la prueba es que mi producto tiene un sello que es la dirección de actores. Es primordial. Para mí una película son los actores. Una obra de teatro son los actores”.

LM: Hoy para mostrar un producto audiovisual, interpretativo, existen muchas vías. Está el mundo de Internet como escaparate. Pero hace años también fuiste pionero, utilizándolo con la webserie La Grieta.

JF: “Es que a mí me gusta probarlo todo. El equipo de La Grieta quería enviar un mensaje. En ese momento social, económico y político que nos encontrábamos, de crisis, queríamos transmitir que todos teníamos que hacer algo para cambiar, aportar algo. Que ese proceso era una cosa de todos nosotros. Todos somos responsables y todos teníamos que dar una solución. Así surgía. Y dijimos, ¿dónde podemos colocar este mensaje para que tenga mayor difusión? Yo había visto varias webseries y consideré que ese canal enganchaba con una generación que debería conocer este mensaje. Y elegimos el medio; Internet. Hicimos La Grieta. Y tuvimos una gran acogida. Hemos estado en los mayores Festivales Internacionales de webserie: Vancouver, Roma, Atlanta donde nos llevamos el primer premio de webserie de suspense,  Nueva York, Suecia… Hay una red de festival y estuvimos en casi todos. Y siendo seleccionada de manera oficial en estos festivales también. Y por supuesto, ser elegida en Andalucía como Mejor Producto Audiovisual para Internet fue lo máximo en 2014. En tu propia tierra, fue maravilloso. Además, lo interesante de La Grieta es que se ha convertido en un producto transmedia. Hemos hecho una obra de teatro, es una precuela de la historia de La Grieta. Se habla de lo mismo, pero contado con otro estilo. Hemos tenido mucho éxito con ella llenando teatros, prorrogando funciones, con nominaciones y premios. Estamos muy contentos. Y la webserie ya está traducida al inglés y francés. Se ha hecho una lectura dramatizada en Toulouse con muy buena acogida”.

LM: Brillan los ojos cuando hablas de este hijo audiovisual que va caminando solo por el mundo, Julio.

JF: “Claro que sí. Emociona. Es un producto tan bonito. Es innovador. No sé si se convertirá en un cómic, en una película… le damos larga vida a La Grieta como producto multidisciplinar”.

seis y medio

LM: Hablamos de otro hijo, de “Seis y medio”. Tu ópera prima en el cine que tiene una gran conexión con Málaga.

JF: “Es la niña de mis ojos (ríe). Yo antes había dirigido la producción de dos largometrajes; había sido director ejecutivo de cuatro tv movies, como director de casting en cuarenta películas por lo menos y era mi primer paso para dirigir una película, yo solo. Fue una propuesta de Tenemos gato, de Homero y Cristina. Que querían hacer una película de bajo presupuesto con guión de Víctor Maña que les gustaba. Un gaditano afincado en Málaga, premio Café Gijón y Vargas Llosa y entre los tres me llamaron. Y yo, encantado. Fue un proceso largo de casi dos años preparando guión, preproducción… contamos con un equipo fantástico malagueño. Y todos aportamos nuestro trabajo a la producción. La rodamos en Málaga, fue un gustazo. Porque Málaga nos acogió con mucho cariño. Es que hacer cine de bajo presupuesto es muy difícil, pero si una ciudad te abre todas las puertas como hizo Málaga, se consigue. Fueron muchas empresas las que ayudaron para que esto se hiciera realidad. Hemos tenido seis nomicaciones ASECAN; ganamos el premio a la mejor película en el Festival de Nuevo Cine Andaluz en Casares. Lo presentamos en Festival de Málaga 2016. Hemos estado en el Festival de Sevilla, de Huelva, de Asturias y luego en salas, en 15 cines y seguimos moviéndola. Estamos cosechando muchas alegrías. Como todas las películas de cine independiente, de autor, tiene un circuito más íntimo, pero las críticas son muy buenas tanto de público como de los medios. Por lo que estamos muy contentos y orgullosos”.

LM: ¿Cuáles son los proyectos que tienes en mente ahora?

JF: “Este año ha empezado fuerte. Tengo un Otelo, con la compañía de teatro Clásicos Contemporáneos de Sevilla que tiene de protagonista a Antonio Dechent. Luego otro proyecto, de Escénica, de la Junta de Andalucía. Son cuatro meses con un trabajo fuerte, con un grupo de actores que acabará con un espectáculo en un escenario. Se trata de Yerma, de Lorca pero una versión muy contemporánea. Un tema muy actual. El ser padre ahora mismo, aquellas personas que no pueden ser padres, la adopción, vientres de alquiler… es decir, todo el mundo que gira en torno a la maternidad, a la paternidad ahora. Luego tengo un nuevo espectáculo del humorista Manu Sánchez. Otro, un documental para grabar en Semana Santa sobre el maltrato de género. Y luego una comedia que está pendiente de rodaje próximamente en Valencia”.

LM: No paras, Julio.

JF: “No y es lo bueno porque cuando uno tiene esa pasión por contar historias estás condenado a hacerlo en esta vida. Yo digo, mientras los demás hablan yo me dedico a hacer. Y ya nos encontraremos en el camino.”

LM: ¿Cómo ves el panorama, el futuro en la interpretación, en el mundo audiovisual andaluz y malagueño?

JF: “Cuando hablan de la crisis del cine, del teatro, explico que siempre me he encontrado en crisis, en una cuerda floja, hemos tenido que buscar los bolos dónde sea; buscar dinero para montar un espectáculo, la dramaturgia, la película… Lo hemos hecho siempre. Así que sigo igual. Es cierto que hemos ido a peor porque creo que se ha deteriorado el concepto de teatro y de cine. Para mí son un arte que hay que respetar con mucho cariño. El problema es que la televisión ha hecho mucho daño. Por ejemplo, la gente va al teatro a ver a los que salen en la pequeña pantalla; la gente va al cine a ver a los que salen por el televisor y se pierden a grandes películas con actores desconocidos que son muchísimo mejores a las que ellos han ido a ver. O se pierden obras de teatros con una propuesta de escena y unos actores fantásticos porque han ido a ver a los “famositos”. El problema lo tiene el público. El cine ha pasado de ser el séptimo arte a la televisión en pantalla grande. Y esto es un problema. Porque las subvenciones van luego a este tipo de producciones que tienen a actores famosos, cuando debería ser lo contrario.  O sea, que cuando vayan al teatro o al cine que consideren, que no sólo los famosos pueden dar un buen producto. Hay gente desconocida que pueden ofrecer un producto mucho mejor y encima sale más barata la entrada. Y ahí te ahorras dinero para cenar luego con la pareja”.  (ríe Julio)

LM: Julio, tú amas a Málaga.

JF: “Fíjate. Mi vinculación con Málaga se basa con varias compañías de teatro con las que he trabajado. Mi primera película está hecha en Málaga. He realizado cursos de todo tipo en Málaga. Tengo mi pandilla de Málaga. Es mi segunda ciudad, en algunos años he pasado más tiempo aquí que en Sevilla. Lo fantástico que tiene esta tierra es que tiene unos actores, con un nivel impresionante. Juanma Lara, Salva Reina, Miguel Zurita, Virginia Nölting, Virginia Muñoz, Natalia Roig, a miles con un nivel altísimo. En muchas producciones en Sevilla y en Granada he tirado de ellos. Luego también hay un equipo técnico en Málaga muy preparado. Hacen mucha publicidad y juegan con la cámara y tienen una práctica enorme. Una experiencia brutal con muchas horas de rodajes con directores extranjeros.  Y así es un gustazo trabajar aquí. Vas con mucha seguridad. Yo hice mi película muy seguro. No hubo ni un problema con casi 80 personas de equipo. Así que aquí volveré siempre”.

Y en este extenso currículum, Julio Fraga, por hacer, ha hecho hasta videodanza. Trabajó con una compañía de Down, “Danza Móviles” donde realizó un espectáculo y un video “Cuando la luna blanca se pierda”. El trabajo se estrenó hace años y en este 2017 lo han recuperado desde la ESAD en Córdoba para proyectarlo y comentarlo. Hay que sumar en su haber, el videodanza de Ulises con la compañía Andaluza de Danza rodado en La Cartuja de Sevilla con música de Pepe Nieto que fue Premio a la Mejor Producción Audioviusual. Todo este bagaje profesional, sumado a su bagaje emocional conseguido de la observación, provoca que Julio dirija desde el alma. Desde el alma y hacia el alma de ahí que le encante trabajar con los actores. Abrir su mente y corazón para jugar con la voz, la mirada, los gestos sutiles que es lo que al final, dota de humanidad a un personaje. De esa humanidad, de la que se empapa Julio Fraga en la vida para contarla en cada historia que nos transmite. ¡Mucha suerte, Julio, desde Love Málaga!

Love Málaga

Alberto Pons y Los Chimplonitos

Hace unos días leía un artículo que hablaba sobre el concepto del paso del tiempo. De cómo, a medida que cumplimos años, los días en el calendario parecen que pasan más rápidos. Y nos zampamos un año, otro año y otro sin darnos cuenta. El psicólogo en materia, explicaba que se debe a lo que denominan el efecto de reminiscencia. La memoria está marcada por ciertos eventos que nos resultan significativos y nos ayudan a medir el tiempo vivido: eventos como el primer día de escuela; tu primer coche; tu primer beso… Son hitos que se recuerdan más vívidamente en tu memoria que lo que desayunaste ayer porque es algo monótono que se funde con la acción que repites todos los días ¿lo captas? La mayoría de estos eventos importantes, sobre todo las «primeras veces», suelen suceder en edades relativamente tempranas, y ésta podría ser una razón de que la infancia nos parezca más «larga» que la edad adulta en nuestra memoria. ¿Por qué comienzo con esta teoría? Porque precisamente es la sensación que sentí cuando empecé a buscar información sobre Los Chimplonitos y Alberto Pons. Y sobre todo, cuando vi el corto en el Festival de Cine de Benalmándena del pasado año. Que se paralizaba el tiempo y volvía a sentir esa nobleza.  Hoy, familia Love Málaga os hablo de cine. Y de cine hecho en Málaga con ese sabor a nostalgia. A los 80, a esa maravillosa época de inocencia y despertar que nos traía a la gran pantalla títulos de aventuras que te hacían soñar con grandes hazañas con los amigos; historias de héroes capaces de superar enormes retos y sobre todo, de fantasía de los guionistas y directores. Y esa misma sensación me transmitió Alberto Enrique Pons durante nuestra entrevista en la Tetería El Harén bajo la BSO de El Paciente Inglés. Promete ¿eh? ¿Preparados? Vamos a conocerle en Love Málaga.

Love Málaga: Desde tu infancia te ha gustado la lectura y siempre has sentido la necesidad de contar historias ¿no?

Alberto Pons: Realmente fue mi hermana quien me animó. Yo tenía 9 años estaba 6º de la EGB y era la Semana de Teatro y todos los alumnos interpretaban un papel. Como yo era tan tímido pues para escabullirme de la situación pedí escribir la obra y dirigirla. Lo hice, gustó pero no me escapé porque el profesor me puso de narrador (risas). Pero fue tras la cortina escondido al menos. Y ya en 8º de la EGB me pidieron escribir otra obra de teatro.  Desde entonces supe que me gustaba escribir historias y contarlas. Y tomármelo más en serio fue a nivel del salto al digital. Con 31 años ya. Antes había hecho muchos cortos, muchos trabajos todo a modo aficionado entre amigos, con familia… mandé algunos vídeo a Alfonso Arús, a Vídeos de Primera. Recuerdo una parodia de Rocky que enviamos. Y ganamos 50.000 pesetas. Pero no iba a más porque era muy complicado grabar en ese momento. Mucho más caro con la tecnología del momento. Porque el revelado del corto podía elevarse a 20.000 euros perfectamente. En Málaga había 3 o 4 personas nada más que se lo podían permitir como Rafatal o Enrique García. Así que comenzó el mundo digital, las cámaras réflex y cogí mi primer corto con un amigo Alejandro Estévez que ahora está más volcado en la publicidad. Comenzamos “Final” sobre un enfermo terminal de cáncer. Lo mandamos al Festival de Cine de Málaga en el primer año que aceptaban el digital y fue seleccionado. Y lo movimos por varios festivales. Nos llegaron a nominar a mejor banda sonora y mejor dirección. Estaba Jota Linares que era un pipiolo (risas)

LM: ¿El salto al digital fue un punto importante en tu carrera?

AP: Sí. Pero el digital supuso también una connotación negativa porque abrió la puerta a todo el mundo. Cada vez hay más trabajos. En un Festival pueden presentarse 1000 o 1100 trabajos. Y tienes que moverte en unos niveles altos. Calidad en el guión y además, tener un actor de cabecera que llame la atención. Por ejemplo, en “Los Chimplonitos” contamos con Nuria González. Es un mundo complicado. Ahora estoy en un punto que necesito dar el salto al largometraje. Mis esfuerzos están volcados en él, en conseguir sacarlo. Aunque tengo ya un proyecto de corto para este 2017 porque no puedo estar parado. Pero hay mucha ilusión en la película. Un guión muy trabajado que terminé hace unos meses, con mucha fantasía. Basado en muchos misterios reales que hay en el mundo pero a la vez le damos un giro de tuerca y lo adaptamos al mundo Chimplo. Ha quedado una aventura muy ochentera, muy Goonies, de corte familiar. Es ambiciosa y sé que gustará. La veo hasta rodada en inglés, para un público internacional, con eso te digo todo. Habla sobre la búsqueda de la Atlántida un concepto universal. Por otro lado, estoy buscando la revisión de alguien que dentro de la industria del cine internacional es muy potente y eso dará el respaldo que necesita para búsqueda de financiación y producción del guión.

LM: ¡Menudo trabajo! Además buscando estrategias para hacer llegar tus creaciones.

AP: Es que este mundo es muy complicado, Carmen. Gente con talento y buena hay mucha. Y mejores que yo mismo pero hay que moverse. Luchar por tu sueño. Saber qué puertas tocar, dónde moverte, buena publicidad…

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LM: Háblanos de “Los Chimplonitos”, ese mundo de aventuras y fantasía tan especial con Nuria González y Eduardo Duro.

AP: Es un homenaje al cine de los 80. Recordando fueron dos años de preparativos para grabar pero esta idea viene desde mi infancia también. Mi hermana escribió un cuento allá por el año 1985 que se llamaba “Los Chimplonitos”. Lo envió al Diario Sur. Fue el año de la primera obra de teatro, el año de los Goonies… Pues es un homenaje a aquel año que despertó en mí las ganas por contar historias. Era una época de ilusión donde no habían consolas, jugábamos en la calle, con las bicicletas, nos quedábamos hasta las tantas de la noche… eran otros tiempos. ¡Ahora como padre, pienso que mi hijo vuelve por la noche y me da algo!

Y fue una aventura también para nosotros. Yo quería contar con Nuria González desde un principio. Me decían que iba a ser complicado pero lo conseguí. Hablé con ella, le expliqué el proyecto, insistí y conectamos. Siempre me dicen que “Los Chimplonitos” parece una película en pequeñito. Y que te quedas con ganas de más.

Además intento transmitir el espíritu “Chimplo”. De amistad, solidaridad, equipo… De hecho, se ha contagiado por todo el mundo y nos mandan “Chimplo-saludos” desde diferentes lugares del planeta. Y es que ese espíritu de generosidad empieza por nosotros mismos. Quisimos que lo recaudado en los estrenos se destinara a Málaga Acoge.

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LM: Quiero que me cuentes tu paso por el Festival de Cine de Málaga, has estado en varias ocasiones ahí. Te llevaste el premio del público en el “Viaje de Vuelta”.

AP: Sí, esa historia llegaba. Es un drama con niños. Era el fin de la trilogía sobre la muerte. Arrancó con “Final” un guión que escribí estando mi hermano enfermo, le operaron a vida o muerte y quise escribir una trilogía algo más oscura pero que dejaba claro que hay algo más, que esperanza. Fue una etapa en la que lo pasé mal. En esos años también grabé “Bendita promesa”, en Benalmádena en la ermita al lado de la Estupa donde hay un altar a las ánimas benditas. Ese sitio por la noche impresiona. También grabamos “Turno doble”, muy rollo “Sexto sentido” y un spot para Sony que se llamaba “El Secreto del Himalaya”. Yo me he dado cuenta que si repaso todo lo que he hecho siempre bebe del misterio porque es que me encanta y con el próximo corto, “Zagantos” volvemos a lo mismo.

LM: ¿Qué supuso la Biznaga?

EP: Me ayudó por ejemplo, a que se me abrieran muchas puertas para “Los Chimplonitos”. Es un respaldo. Además, “Viaje de Vuelta” consiguió muchos premios y menciones en otros festivales. Por ejemplo, se unió el experto en efectos de caracterización Dani Postigo de Cártama que ha trabajado en la película “REC” porque quería sumarse al espíritu de los Gonnies. Es una pasada haciéndote efectos. Y eso da realidad al mundo Chimplonitos y te hace sumergirte en la historia.

LM: ¿Qué te dice tu familia cuando ve todo el trabajo que has realizado y el prometedor camino que tienes?

EP: Mira, llevo tres años trabajando en la hostelería en Pedragalejo y compaginándolo con mi sueño. Trabajando 6 días a la semana. “Los Chimplonitos” se grabó todos los martes cuando yo descansaba.

LM: Pero ¿cómo pudiste con lo esclava que es la hostelería: horarios, intensidad…?

EP: Ya ves. Todo el equipo se movilizaba para grabar los martes. Se adaptaba a excepción de Nuria González que me pedí cuatro días libres para adaptarme a su agenda. Es que yo tenía dos caminos meterme en publicidad y en bodas, bautizos y comuniones. Pero lo que me apasiona es el cine. Porque si no entras en una espiral y no sales. Y quiero apostar por mí, por mi sueño y mi familia lo sabe. Además 2017 es mi año. Es mi fecha límite. Es mi punto de inflexión.  Hago un pequeño parón de un año en el trabajo y me dedico por completo de lleno a este proyecto, sacar al 100 por 100 el largometraje y el corto “Zagantos”. Yo no quiero estar cerrando el local a las 2 y levantándome a las 5 para grabar, viajar, trabajar y vuelta. Eso es duro y yo lo he vivido.

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LM: ¿Cuál es la clave para conseguir este sueño desde Málaga?

AP: La tenacidad. ¡A cabezón no me gana nadie! No puedo parar. Además aspirando a mucho a hacer proyectos con calidad. Y a por el largo. Ya siento que tengo que dar el salto. Porque el mundo del cortometraje está muy complicado, sobre todo la financiación para hacer cosas decentes. O buscas micro-productores. O crowdfunding como hicimos nosotros con “Amén”. El primero que se hizo en Málaga, lo emprendimos nosotros. Salimos en Diario Sur.  Es un mundo limitado. Como etapa de aprendizaje. Además autodidacta, como yo. He aprendido mucho trabajando y viendo cine.

LM: Y tras ver mucho cine ¿cuáles son las películas favoritas de Alberto Pons?

AP: Te puedo aportara mi ránking de cinco por lo que significan para mí: Goonies; E.T. la primera película que vi en el cine; Big Fish porque tiene una magia diferente, color, imaginación…; El Milagro de P. Tinto la vi tres veces, Indiana Jones toda la saga.

Además este mundo fantástico lo defiende en su programa de Radio Victoria. Dirigido y presentado por él mismo, incluye secciones sobre el presente, pasado y futuro del cine.   Por todo esto, le han designado “el Spielberg rinconero”, apelativo que no le hace mucha gracia porque considera que queda pedante aunque le encantaría parecerse. Explica a Love Málaga que coincide en ese afán de transportar a mundos diferentes, irreales, imaginarios. Y es que Alberto Pons es uno de esos de soñadores idealistas que no cejan en su empeño. Es de esos románticos del gremio que escriben a mano el guión; lo guardan en decenas de libretas y  luego teclean al ordenador para revisar, afinar y saborear la historia. Le cuesta la frialdad para crear frente a la pantalla. Por ello, si James Cameron escribió el guión de Terminator en un camión e hipotecó su casa para luchar por su sueño y lo ha conseguido, por qué no lo va a lograr Alberto Pons. Talento y tenacidad malagueña le sobran. Para los que nos quedamos con ganas de más, al ver “Los Chimplonitos”, recordad pronto  llegará “Fate of Atlantis”. ¡Mucha suerte desde Love Málaga, Alberto!

Love Málaga