Silencio, soledad, una nave en el espacio. Dos mujeres en una nave con una historia de superación. Con una autenticidad y rigurosidad a la hora de contar esta aventura única. Podría resumir así la quimera de Fran Kapilla. Su quimera llamada “Matryoshka”. Un sueño que nacía en la mente de este malagueño de adopción y de corazón que recaló hace ya 10 años desde tierras valencianas.
Se trata de la primera producción audiovisual de la provincia que se hace sobre el espacio con asesoramiento de la propia Sociedad malagueña de Astronomía. Todo lo que sale en este corto está contrastado, matemáticamente calculado al detalle. “Yo escribí el guión y me dejé muchos fragmentos en blanco para buscar el dato o palabra real, para que todo sea auténtico. En el cine, tanto en grandes como pequeñas producciones tienden a apostar más por la imaginación y no se documentan demasiado”, nos cuenta el director y guionista de esta obra, Fran Kapilla.
Por lo tanto, todos los términos que aparecen en el cortometraje existen. “No sólo existen, si no que pertenecen a una época, al mundo ruso de los 80”, añade.
Y es que la historia arranca en los albores de los 80, con dos mujeres como protagonistas en un mundo que aún hoy es eminentemente masculino. “Se trata de la primera vez que van al espacio tanto en el cine como en la vida real, dos mujeres. Yo he visto muchas películas del espacio para documentarme. En muchas aparecen mujeres, como Alien, con la teniente Ripley. Son papeles importantes pero en ninguna eran comandantes desde el inicio, eran segundonas en la misión”, apostilla Fran Kapilla.
Llegar a esta idea ha sido una Odisea casi en el espacio para el equipo. Porque recrear toda la ambientación ha supuesto un esfuerzo titánico. “A mí realmente no es que me encante la ciencia ficción, el espacio…, me gusta como a cualquier persona, aunque yo soy más de cine dramático. Me fijo en el mensaje más que en lo estético. Cuando concibo una historia, empiezo por el final siempre. Comienzo por descifrar qué quiero contar. En este caso, es que, se puede mirar al mundo como un hogar que hay que cuidar; que desde el espacio no existen fronteras”.
Luego llegó elegir el contexto: Rusia. Se trata del primer proyecto audiovisual rodado íntegramente en ruso en España. “Para mí era un reto. Cuando lo tenía escrito íntegro en español le dije al productor ejecutivo, Ángel Madrid ¿lo hacemos internacional, lo rodamos en inglés o en ruso? Y dijimos en ruso, para hacerlo más original. Aunque suponga cerrarnos algún mercado, pero había que hacer esa apuesta”.
De hecho, ha calado tanto en la sociedad rusa, que hasta la Embajada Rusa en España les ha elegido como máximo representante cultural ruso. “Tuve que insistir mucho para mostrarles que esta obra tenía un mensaje positivo. El corto pone en relieve un peligro en el espacio pero que con la colaboración se puede resolver”.
Matryoshka es una gran apuesta técnica. “No podía poner alguien volando, flotando con una silla al lado… no quería que estuviera limitada la sensación de ir volando de un lado a otro. Había que construir el escenario de alrededor, cada objeto y detalle”, cuenta con ilusión el director.
Kapilla ha elegido dos referentes para esa recreación: Gravity y 2001 Odisea del espacio. La modernidad y lo clásico. “Nuestros efectos no están hechos directamente desde el ordenador; para mí eso queda muy falso. Gravity es un buen ejemplo con estructuras reales donde se encuentran los actores. Nosotros hemos hecho igual; hemos rodado así y luego hemos añadido objetos muy concretos con el ordenador. Las actrices han tenido que pasar todo el rodaje con un mecanismo que les ha hecho sentir nuestra propia ingravidez”.
Trabajo orfebre.
Y para más autenticidad, todo esto está aderezado por una réplica de la nave rusa Soyuz a escala real. “Es el modelo más famoso ruso, sigue aún esa tecnología. Es muy emblemática para la historia de la carrera espacial. Nuestra réplica es un poco más grande incluso porque tenía que entrar el equipo humano y todos los materiales. Tiene tres partes: la cápsula de navegación, donde están los ordenadores y los asientos… el pasillo de unión, un cilindro y el tercer módulo que es como una esfera orbital, creado en el taller artístico de la profesora de la Universidad de Málaga, Carmen Osuna. La primera sección se hizo en el Aeropuerto de Málaga, que se comprometió con nosotros y nos ayudó. La construimos durante todo el verano del año pasado con material aeronáutico que nos suministraron. Y esa parte la hemos dejado en el Museo del Aeropuerto. El cilindro es el interior de un avión sin asientos, sin nada. Además, un dato curioso: el material era de un avión finlandés, país que ha tenido relaciones no muy diplomáticas con Rusia. Y hablando con los propietarios nos dijeron que les gustaba la idea. Y hemos sellado lazos entre estas dos naciones».
Grabado en siete días muy planificados y con ensayos de tres semanas, el mayor problema que tuvieron fue el calor. “El avión era un horno, estaba al sol, sin aire, sin línea eléctrica para poner varios ventiladores. Así que rodamos por la noche. Era insoportable. Chapa y calor. Y peor para las actrices María Ivanova y Oksana Grigorash. Al poner el casco, todo se sellaba herméticamente. No pasaba el aire. Grabábamos dos minutos y cortábamos. Necesitábamos ir desempañando el cristal cada minuto y medio y poner a las actrices un ventilador para que tomasen aire».
Y como no podía ser de otra manera, el preestreno ha sido también en un contexto riguroso. En el XXII Congreso Estatal de Astronomía en Pamplona. Un examen científico que ha pasado con nota ya que la acogida ha sido muy buena por su apuesta matemática. El astrofísico Javier Armentia ha declarado que está muy anclada en la realidad, que tiene una base realista y que se agradece su apuesta por una historia que podría ocurrir. Fran Kapilla nos adelanta que “después de todo esto vamos a ir al Festival de cine Ruso de Alicante y muchos más lugares».
Ante la pregunta si hay ganas de convertir en un largo esta preciosa historia, el director no lo duda. “Sería un sueño. Porque tenemos la posibilidad de hablar de qué ocurre al mismo tiempo en la Tierra, pero supondría una gran inversión. Es una obra muy costosa. Por ejemplo, con “La hija de Danao”, la inversión es diferente, es más dramático y no cuesta tanto”.
En Matryoshka han trabajado unas 25 personas y muchas asociaciones y entidades malagueñas que están muy presentes, como la asociación de ajedrez de la UMA, la Sociedad Malagueña de Astronomía, el Limonar 40, el Centro de Estudios Científicos Principia…
Grabación repleta de anécdotas.
El famoso casco del que hablábamos es original. Viene de Rusia. “Lo adquirió el productor ejecutivo, ha estado en una misión en el año 85/86, como casco de equipaje de emergencia; por lo que ha estado en el espacio. Se adquirió y el casco no llegaba. Estaba parado en aduana en Ucrania. Tuvimos que hacer ensayos con cascos de motos. Y llegó por los pelos, dos días antes de empezar el rodaje. Creíamos que lo perdíamos. Pero con colaboración de un policía de Málaga, llegó”.
Como vemos, Fran Kapilla no concibe sumergirse en un proyecto sin documentarse. Por ejemplo en su largometraje “Las hijas de Danao” se trabajaron escenas operísticas con un alto valor musical e histórico, al afrontar una obra poco común de Antonio Salieri. También se estudiaron fielmente costumbres, sociedad y entorno francés del momento. “Yo no creo en el pretexto de… es inspiración, ha salido de mí, de dentro y todo vale, todo es arte. Yo quiero comunicar al espectador, que tenga una base. Puede ser una película extraña pero que tenga una justificación, una base documentativa».
El contexto histórico está muy presente en sus obras. Y es que de alguna manera se le ha quedado reminiscencia de su primera andadura estudiantil en la carrera de Historia. “En esta etapa siempre mis trabajos eran interactivos, documentales… siempre me gustaba el cine. Y tras un punto de inflexión en mi vida en el que descubrí que quería dar un cambio, estudié cine en Valencia. Aunque me di cuenta de que no puedes poner reglas al arte. Yo he impartido clases en las que intento ayudar a hacerles volar a mis alumnos”.
En este momento, Fran Kapilla ya tiene en manos un nuevo proyecto que ronda en su cabeza desde 2014. Se encuentra hablando con Ornella Muti para tenerla como protagonista.
“Yo tengo un lema: sólo enciendo la cámara si realmente merece la pena. Y que cada plano parezca un cuadro». Así de cuidada es su composición, su simbología y por supuesto su mensaje. Y eso no es fácil. Así es la carta de presentación de Fran Kapilla.
Ojalá le veamos haciendo su cine de autor durante muchos años. Una visión de cine que no se basa en llenar la sala y convertir en negocio puro y duro una creación. ¡No pierdas tu esencia, amigo Fran!
Una nave espacial, dentro hay cosmonautas; en ese traje hay personas y cada una de ellas con una bagaje personal, con pensamientos que llevan a interacciones con otras personas. Y como protagonistas mujeres además encerradas como el juego de muñecas. Así podríamos resumir Matryoshka.
Y como decía Charles Chaplin, admirado por Kapilla “luchad para vivir la vida, para sufrirla y para gozarla. La vida es maravillosa si no se le tiene miedo”. Y miedo precisamente, no está en su vocabulario. Y son estas personas honestas y valientes que se enfrentan a sus propios temores y retos a las que admiro.
Con ganas de ver la proyección ¿verdad?
Mucha suerte desde Love Málaga