Hace unos días leía un artículo que hablaba sobre el concepto del paso del tiempo. De cómo, a medida que cumplimos años, los días en el calendario parecen que pasan más rápidos. Y nos zampamos un año, otro año y otro sin darnos cuenta. El psicólogo en materia, explicaba que se debe a lo que denominan el efecto de reminiscencia. La memoria está marcada por ciertos eventos que nos resultan significativos y nos ayudan a medir el tiempo vivido: eventos como el primer día de escuela; tu primer coche; tu primer beso… Son hitos que se recuerdan más vívidamente en tu memoria que lo que desayunaste ayer porque es algo monótono que se funde con la acción que repites todos los días ¿lo captas? La mayoría de estos eventos importantes, sobre todo las «primeras veces», suelen suceder en edades relativamente tempranas, y ésta podría ser una razón de que la infancia nos parezca más «larga» que la edad adulta en nuestra memoria. ¿Por qué comienzo con esta teoría? Porque precisamente es la sensación que sentí cuando empecé a buscar información sobre Los Chimplonitos y Alberto Pons. Y sobre todo, cuando vi el corto en el Festival de Cine de Benalmándena del pasado año. Que se paralizaba el tiempo y volvía a sentir esa nobleza. Hoy, familia Love Málaga os hablo de cine. Y de cine hecho en Málaga con ese sabor a nostalgia. A los 80, a esa maravillosa época de inocencia y despertar que nos traía a la gran pantalla títulos de aventuras que te hacían soñar con grandes hazañas con los amigos; historias de héroes capaces de superar enormes retos y sobre todo, de fantasía de los guionistas y directores. Y esa misma sensación me transmitió Alberto Enrique Pons durante nuestra entrevista en la Tetería El Harén bajo la BSO de El Paciente Inglés. Promete ¿eh? ¿Preparados? Vamos a conocerle en Love Málaga.
Love Málaga: Desde tu infancia te ha gustado la lectura y siempre has sentido la necesidad de contar historias ¿no?
Alberto Pons: Realmente fue mi hermana quien me animó. Yo tenía 9 años estaba 6º de la EGB y era la Semana de Teatro y todos los alumnos interpretaban un papel. Como yo era tan tímido pues para escabullirme de la situación pedí escribir la obra y dirigirla. Lo hice, gustó pero no me escapé porque el profesor me puso de narrador (risas). Pero fue tras la cortina escondido al menos. Y ya en 8º de la EGB me pidieron escribir otra obra de teatro. Desde entonces supe que me gustaba escribir historias y contarlas. Y tomármelo más en serio fue a nivel del salto al digital. Con 31 años ya. Antes había hecho muchos cortos, muchos trabajos todo a modo aficionado entre amigos, con familia… mandé algunos vídeo a Alfonso Arús, a Vídeos de Primera. Recuerdo una parodia de Rocky que enviamos. Y ganamos 50.000 pesetas. Pero no iba a más porque era muy complicado grabar en ese momento. Mucho más caro con la tecnología del momento. Porque el revelado del corto podía elevarse a 20.000 euros perfectamente. En Málaga había 3 o 4 personas nada más que se lo podían permitir como Rafatal o Enrique García. Así que comenzó el mundo digital, las cámaras réflex y cogí mi primer corto con un amigo Alejandro Estévez que ahora está más volcado en la publicidad. Comenzamos “Final” sobre un enfermo terminal de cáncer. Lo mandamos al Festival de Cine de Málaga en el primer año que aceptaban el digital y fue seleccionado. Y lo movimos por varios festivales. Nos llegaron a nominar a mejor banda sonora y mejor dirección. Estaba Jota Linares que era un pipiolo (risas)
LM: ¿El salto al digital fue un punto importante en tu carrera?
AP: Sí. Pero el digital supuso también una connotación negativa porque abrió la puerta a todo el mundo. Cada vez hay más trabajos. En un Festival pueden presentarse 1000 o 1100 trabajos. Y tienes que moverte en unos niveles altos. Calidad en el guión y además, tener un actor de cabecera que llame la atención. Por ejemplo, en “Los Chimplonitos” contamos con Nuria González. Es un mundo complicado. Ahora estoy en un punto que necesito dar el salto al largometraje. Mis esfuerzos están volcados en él, en conseguir sacarlo. Aunque tengo ya un proyecto de corto para este 2017 porque no puedo estar parado. Pero hay mucha ilusión en la película. Un guión muy trabajado que terminé hace unos meses, con mucha fantasía. Basado en muchos misterios reales que hay en el mundo pero a la vez le damos un giro de tuerca y lo adaptamos al mundo Chimplo. Ha quedado una aventura muy ochentera, muy Goonies, de corte familiar. Es ambiciosa y sé que gustará. La veo hasta rodada en inglés, para un público internacional, con eso te digo todo. Habla sobre la búsqueda de la Atlántida un concepto universal. Por otro lado, estoy buscando la revisión de alguien que dentro de la industria del cine internacional es muy potente y eso dará el respaldo que necesita para búsqueda de financiación y producción del guión.
LM: ¡Menudo trabajo! Además buscando estrategias para hacer llegar tus creaciones.
AP: Es que este mundo es muy complicado, Carmen. Gente con talento y buena hay mucha. Y mejores que yo mismo pero hay que moverse. Luchar por tu sueño. Saber qué puertas tocar, dónde moverte, buena publicidad…
LM: Háblanos de “Los Chimplonitos”, ese mundo de aventuras y fantasía tan especial con Nuria González y Eduardo Duro.
AP: Es un homenaje al cine de los 80. Recordando fueron dos años de preparativos para grabar pero esta idea viene desde mi infancia también. Mi hermana escribió un cuento allá por el año 1985 que se llamaba “Los Chimplonitos”. Lo envió al Diario Sur. Fue el año de la primera obra de teatro, el año de los Goonies… Pues es un homenaje a aquel año que despertó en mí las ganas por contar historias. Era una época de ilusión donde no habían consolas, jugábamos en la calle, con las bicicletas, nos quedábamos hasta las tantas de la noche… eran otros tiempos. ¡Ahora como padre, pienso que mi hijo vuelve por la noche y me da algo!
Y fue una aventura también para nosotros. Yo quería contar con Nuria González desde un principio. Me decían que iba a ser complicado pero lo conseguí. Hablé con ella, le expliqué el proyecto, insistí y conectamos. Siempre me dicen que “Los Chimplonitos” parece una película en pequeñito. Y que te quedas con ganas de más.
Además intento transmitir el espíritu “Chimplo”. De amistad, solidaridad, equipo… De hecho, se ha contagiado por todo el mundo y nos mandan “Chimplo-saludos” desde diferentes lugares del planeta. Y es que ese espíritu de generosidad empieza por nosotros mismos. Quisimos que lo recaudado en los estrenos se destinara a Málaga Acoge.
LM: Quiero que me cuentes tu paso por el Festival de Cine de Málaga, has estado en varias ocasiones ahí. Te llevaste el premio del público en el “Viaje de Vuelta”.
AP: Sí, esa historia llegaba. Es un drama con niños. Era el fin de la trilogía sobre la muerte. Arrancó con “Final” un guión que escribí estando mi hermano enfermo, le operaron a vida o muerte y quise escribir una trilogía algo más oscura pero que dejaba claro que hay algo más, que esperanza. Fue una etapa en la que lo pasé mal. En esos años también grabé “Bendita promesa”, en Benalmádena en la ermita al lado de la Estupa donde hay un altar a las ánimas benditas. Ese sitio por la noche impresiona. También grabamos “Turno doble”, muy rollo “Sexto sentido” y un spot para Sony que se llamaba “El Secreto del Himalaya”. Yo me he dado cuenta que si repaso todo lo que he hecho siempre bebe del misterio porque es que me encanta y con el próximo corto, “Zagantos” volvemos a lo mismo.
LM: ¿Qué supuso la Biznaga?
EP: Me ayudó por ejemplo, a que se me abrieran muchas puertas para “Los Chimplonitos”. Es un respaldo. Además, “Viaje de Vuelta” consiguió muchos premios y menciones en otros festivales. Por ejemplo, se unió el experto en efectos de caracterización Dani Postigo de Cártama que ha trabajado en la película “REC” porque quería sumarse al espíritu de los Gonnies. Es una pasada haciéndote efectos. Y eso da realidad al mundo Chimplonitos y te hace sumergirte en la historia.
LM: ¿Qué te dice tu familia cuando ve todo el trabajo que has realizado y el prometedor camino que tienes?
EP: Mira, llevo tres años trabajando en la hostelería en Pedragalejo y compaginándolo con mi sueño. Trabajando 6 días a la semana. “Los Chimplonitos” se grabó todos los martes cuando yo descansaba.
LM: Pero ¿cómo pudiste con lo esclava que es la hostelería: horarios, intensidad…?
EP: Ya ves. Todo el equipo se movilizaba para grabar los martes. Se adaptaba a excepción de Nuria González que me pedí cuatro días libres para adaptarme a su agenda. Es que yo tenía dos caminos meterme en publicidad y en bodas, bautizos y comuniones. Pero lo que me apasiona es el cine. Porque si no entras en una espiral y no sales. Y quiero apostar por mí, por mi sueño y mi familia lo sabe. Además 2017 es mi año. Es mi fecha límite. Es mi punto de inflexión. Hago un pequeño parón de un año en el trabajo y me dedico por completo de lleno a este proyecto, sacar al 100 por 100 el largometraje y el corto “Zagantos”. Yo no quiero estar cerrando el local a las 2 y levantándome a las 5 para grabar, viajar, trabajar y vuelta. Eso es duro y yo lo he vivido.
LM: ¿Cuál es la clave para conseguir este sueño desde Málaga?
AP: La tenacidad. ¡A cabezón no me gana nadie! No puedo parar. Además aspirando a mucho a hacer proyectos con calidad. Y a por el largo. Ya siento que tengo que dar el salto. Porque el mundo del cortometraje está muy complicado, sobre todo la financiación para hacer cosas decentes. O buscas micro-productores. O crowdfunding como hicimos nosotros con “Amén”. El primero que se hizo en Málaga, lo emprendimos nosotros. Salimos en Diario Sur. Es un mundo limitado. Como etapa de aprendizaje. Además autodidacta, como yo. He aprendido mucho trabajando y viendo cine.
LM: Y tras ver mucho cine ¿cuáles son las películas favoritas de Alberto Pons?
AP: Te puedo aportara mi ránking de cinco por lo que significan para mí: Goonies; E.T. la primera película que vi en el cine; Big Fish porque tiene una magia diferente, color, imaginación…; El Milagro de P. Tinto la vi tres veces, Indiana Jones toda la saga.
Además este mundo fantástico lo defiende en su programa de Radio Victoria. Dirigido y presentado por él mismo, incluye secciones sobre el presente, pasado y futuro del cine. Por todo esto, le han designado “el Spielberg rinconero”, apelativo que no le hace mucha gracia porque considera que queda pedante aunque le encantaría parecerse. Explica a Love Málaga que coincide en ese afán de transportar a mundos diferentes, irreales, imaginarios. Y es que Alberto Pons es uno de esos de soñadores idealistas que no cejan en su empeño. Es de esos románticos del gremio que escriben a mano el guión; lo guardan en decenas de libretas y luego teclean al ordenador para revisar, afinar y saborear la historia. Le cuesta la frialdad para crear frente a la pantalla. Por ello, si James Cameron escribió el guión de Terminator en un camión e hipotecó su casa para luchar por su sueño y lo ha conseguido, por qué no lo va a lograr Alberto Pons. Talento y tenacidad malagueña le sobran. Para los que nos quedamos con ganas de más, al ver “Los Chimplonitos”, recordad pronto llegará “Fate of Atlantis”. ¡Mucha suerte desde Love Málaga, Alberto!
Love Málaga