Jose Carra, el swing que nace al sol de Málaga

Jose Carra es uno de los compositores pianistas más creativos de la nueva generación de músicos de jazz españoles. La poesía juega un papel fundamental en su música. Y es que tiene un alma romántica y un tanto nostálgica que recrea en sus universos musicales. Influenciado por el clásico, su base formativa, pronto supo que el jazz era su eterna compañera de viaje. Tanto, que le ayuda a superar su fobia a volar en avión. Su trayectoria le ha llevado a ser solicitado para impartir seminarios y masterclass con cantantes o músicos, a trabajar como arreglista con la cantaora Argentina o a tocar y grabar con Sheila Jordan, Eric Alexander, Chris Cheek o Stanley Jordan.

Este artista malagueño tiene las manos pequeñas. Un hecho que podría ser una limitación para tocar el piano. Pero ha sido al contrario. Eso le ha hecho tocar de una manera diferente. Ha tenido que tocar acordes de otra manera, me confiesa Jose Carra. Y es que este músico malagueño es un hombre que se crece ante los desafíos y los retos. De manera silenciosa, eso sí. Porque no es para nada arrogante. Y podría serlo ante la meteórica ascensión en su carrera musical, a pesar de su juventud.  Es humilde y algo reservado. Pero tiene fuerza y decisión, tanto en esas manos que tocan las teclas del piano, como en cada una de sus apuestas arriesgadas en su vida. Decidió confiar en sí mismo (lo que más nos cuesta, quizás) y apostó por su sueño: vivir de y para la música. Conocemos a este malagueño en esta entrevista para Love Málaga.

Love Málaga: Los críticos dicen que eres uno de los mejores pianistas en España, ¿eso cómo se digiere?

Jose Carra: “Bueno… la gente dice muchas cosas. Eso es magnífico. Es cierto que en los últimos años noto que puedo ir a más sitios y me van conociendo cada vez más. Pianistas en España hay increíbles. Y yo intento mantenerme en la ola. No me quejo porque no paro de tocar. Si no me pongo límites, no tendría vacaciones, no pararía porque me llaman mucho. Tengo que parar e incluso irme fuera para desconectar totalmente”.

Love Málaga: Llevas la música en vena porque eres sobrino del conocido compositor malagueño Manuel Carra.

Jose Carra: “Sí, lo soy aunque no he tenido mucha relación con él. Mi abuelo tocaba el piano y fue mi máxima influencia. Hermano de él. Y en mi casa siempre ha habido muchos discos, mucha música sonando constantemente. Mi padre ha tocado la guitarra, a mi madre le gustaba cantar… así que inconscientemente ese aprendizaje salió a flote en mi vida. Y es que cuando era pequeño mi entretenimiento era irme al tocadiscos a escuchar música”.

LM: Y ¿qué escuchaba Jose Carra niño?

JC: “Pues como antes en las casas había sólo veinte discos que era lo que habían comprado tus padres, elegías los que te gustaban y los escuchabas miles de veces. Yo tenía uno muy rallado de los Jackson´s Five, uno de los Bee Gees y Los Panchos. Cuando conocí Los Panchos ya me volví loco con los boleros. Después mi abuela me regaló un disco de Paco de Lucía y lo escuchaba todo el rato”.

LM: ¿Cuándo decides acercarte a la música de una manera más directa?

JC: “Estaba en el colegio haciendo kárate. No me gustaba demasiado y vi que había clases de guitarra. Iba con la idea de la guitarra eléctrica como los Bee Gees y me encontré con la guitarra española y sevillanas. Se alejaba de lo que pensaba pero fue mi primera toma de contacto. Me ayudó. Se me dio muy bien, me entendía muy bien con la guitarra. Así que empecé a sacar canciones de oído con seis años y un profesor les dijo a mis padres que me apuntara al Conservatorio porque se me daba muy bien. Y decidí apuntarme a piano, teniendo mis padres que alquilar incluso un piano”.

LM: ¿Cuándo se cruza el jazz en tu camino?

JC: “Con unos dieciocho años comencé a escuchar jazz  y a conocer personas relacionadas. Trabajé en una orquesta y de ahí me salió un trabajo en un restaurante en Fuengirola donde toca todos los jueves jazz. De hecho, la primera vez no conocía a penas los temas. Y poco a poco, me puse las pilas y fui empapándome de jazz semana tras semana”.

LM: Es decir, te introduces en el jazz porque la vida te lleva a él.

JC: “Siempre me había gustado. Me llamaba la atención. Pero no me metía en él del todo. Y recuerdo una vez que me dije, que creía que podría tocar bien en este estilo si trabajaba duro. Entonces me enteré que cerca estaba Arturo Serra, que es un vibrafonista valenciano, que vive en Fuengirola. Di un par de clases con él y me abrió la mente. Me aportó mucha información que necesitaba para evolucionar en mi música. Y ya comencé a tocar con él. Grabamos un disco y comenzó todo”.

LM: Comenzó todo y no has parado de formarte con diferentes músicos, ¿no?

JC: “Sí. Es que yo terminé mis estudios de Conservatorio y lo tenía todo muy controlado. Empecé a trabajar como profesor. El jazz era un complemento. Mientras muchos otros músicos se marchaban a Barcelona yo empecé a ir a seminarios sueltos, a conocer a mucha gente y a viajar para trabajar fuera. Y ahí me dije que tenía que elegir, que no podía hacer las dos cosas a la vez por energía, porque no podía llegar a todo. Así, me decidí y dejé el trabajo del Conservatorio.”

LM: Estuviste en Nueva York. ¿Qué tal la experiencia?

JC: “Muy bien. Estuve como un mes. Conocí a Jorge Rossy, un batería de jazz de Barcelona, uno de los mejores del mundo que revolucionó la batería a nivel mundial en los noventa. Es muy humilde y era el organizador de un seminario y me planté allí. Es muy fácil contactar y dar clases en Nueva York, es una sensación magnífica. Contactas con los músicos y hay una respuesta muy buena. Son muy accesibles. ¡Vas a un club de jazz y están tocando aquellos que escuchas en los discos! Aprendí mucho. Fueron clases en las que incluso hablamos de filosofía, de la vida para aplicarla a la música. Aspectos muy enriquecedores.”

“A mí me estimula lo complicado. Conseguir retos. Por eso, en el clásico sabes que tarde o temprano eres capaz de montar la obra. Pero lo de improvisar, sabes que, por mucho que lo trabajes, no controlas. Siempre intento llegar a un nivel superior, evolucionar constantemente y eso es lo que me gusta”, explica Carra.

LM: ¿Qué quieres expresar a través de tu música?

JC: “Cada vez más el proceso de creación se convierte en una terapia para mí. El primer disco Ewig fue en un momento de crisis existencial. Recuerdo un chispazo y tener la motivación de hacer un proyecto para tocar yo con otros músicos. Fue liberador. Mi último trabajo es Verso, que viene tras la colaboración con la poeta Almudena Vega. Al principio, iba a ser todo instrumental pero al final la filosofía de su poesía, se mezcló y salió esta obra. Ahora por ejemplo, algunos temas que he creado están basados en vuelos. Porque tengo miedo a volar. Mi proceso es un poco egoísta para acabar con mis propios fantasmas”, confiesa Jose Carra.

LM: Son varios los proyectos en los que estás involucrado. ¿Tu trío es quizás el más importante?

JC: “Es el proyecto al que le pongo más energía. Me encanta el resto de proyectos porque conozco a muchos músicos con los que puedo trabajar en un futuro. Pero el trío es mi proyecto más sólido”.

LM: ¿Cómo es el proceso de creación?

JC: “A mí me encanta. Es lo que más me gusta. A veces estoy tocando el piano y me viene la inspiración. Otras, en cambio, estoy cantando y desarrollo la idea. A partir de ese germen, pruebo, hasta que esté como me gusta. Me surge sobre todo por ideas que tengo o lecturas que realizo más que por melodías como tal. Me inspira más decir que estoy en un avión encerrado, en una lata y cómo me siento. Desde ahí desarrollo todo en forma de música”.

LM: En 2011, fundas junto a otros músicos la Asociación de Jazz de Málaga que da pie al Centro de Artes y Música Moderna.

JC: “Sí. Fue el año de inflexión en mi vida. Veía que no había nada en Málaga y muchos músicos conocidos son de aquí pero se tenían que ir. Los músicos Enrique Oliver y Ernesto Aurignac volvieron a Málaga y montamos esta idea. Pusimos un anuncio en el periódico para dar clases gratuitas en Alhaurín de la Torre y ante nuestra sorpresa, llegaron sesenta músicos a la convocatoria. Así, seguimos un año, todos los domingos tocando por la mañana para dar clases. Luego evolucionó. Gestionamos la Escuela Municipal durante un par de años en este mismo municipio. Y de ahí, alquilamos una nave en Teatinos que era una antigua escuela de cocina para crear la escuela, el Centro de Artes y Música Moderna “Maestro Puyana”, CAMM, que ya tiene más de trescientos alumnos. Es la única en Málaga de este tipo. Hay incluso músicos que se han venido aquí para estudiar. La verdad es que la iniciativa ya está consolidada”.

Y no sólo la iniciativa está consolidada, también su carrera profesional. En 2016, Jose Carra recibió el premio Muéstra-T Málaga como reconocimiento a su trayectoria como músico y a impulsor de la imagen de la ciudad de Málaga y en este 2017, el Premio al Trabajo Discográfico de la Associació de Músics de Jazz i Música Moderna de Catalunya. Parece que su necesidad de expresarse a través de la música ha calado ya en público y en crítica. Si queréis seguir su estela, pasaos por su web personal y a través de redes sociales. Porque aviso, este 2018 tampoco parará. Ya tiene cerrados conciertos y seminarios casi hasta agosto.  Siempre progresando. Cuando compone un disco, dice que no lo vuelve a escuchar. Se autocritica y pasa a otra cosa. Porque aspira a seguir mejorando. Así su público continuaremos sorprendiéndonos a lo largo de su evolución.

Jose, gracias por hacernos un hueco en la agenda y concedernos una entrevista para conocerte.

Love Málaga

Fofografías cedidas por Jose Carra.

Carmen Moreno: