Saltando al vacío con José Luis Puche

«Hacía tiempo que quería conocer a José Luis Puche. Recuerdo sentarme en la escalera del Museo Pompidou la Noche en Blanco del año pasado y admirar su obra. La obra de un artista que salta al vacío, que cree en él y en su arte y que sigue su instinto. El mismo que le ha llevado a un 2018 pletórico. Hasta el 26 de agosto podéis admirar sus dibujos en diferentes formatos en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. Una delicia de 29 creaciones realizadas con un minucioso proceso para C0m0 nieve que baila.

Invita al vuelo de la imaginación; a lo mágico del destello; a la inquietud de saber qué va a pasar. Tal y como José Luis Puche propone llegar a la muestra, sin prejuicios, con apertura de mente para dejarte llevar por las escenas y sacar tus propias conclusiones, así llegaba yo al CAC. Con muchas ganas e ilusión de conocer la obra y al artista. Un hombre sensible, observador y empático que se desvive por lo que le hace vibrar en la vida.

“Dedicarte al arte es un salto al vacío. Yo he trabajado en muchas profesiones diferentes y al mismo tiempo seguía pintando. Pero cuando llegó la crisis y estuve desempleado, decidí apostar por hacer lo que creo que sé hacer mejor. Y mi pareja y yo nos pusimos manos a la obra y al final funcionó. Era prácticamente lo único que nos quedaba. El Arte o nos salvaba o nos mataba en este sentido. Comenzamos a ir a galerías, contactando con representantes… Y todo cambió porque hay una diferencia abismal cuando un artista se dedica por completo, a cuando sólo tienes un poco de tiempo libre por la noche o los fines de semana. Porque la mente no funciona igual y el arte tiene mucho de mente. Necesita concentración y tiempo. El artista necesita tiempo y perseverancia”, relata el artista.

Estas palabras resuenan en mi mente porque desde hace meses estoy intentando finalizar varios proyectos personales y me faltan horas. O cuando las encuentro, estoy completamente desconcentrada y no focalizo. Por eso, cada pensamiento de Puche rápidamente conecta con mi interior y yo fascinada por acercarme a su interior en forma de dibujo.

 “El nombre de la exposición viene de una suite de Claude Debussy que se llama The snow is dancing. Tengo muchas connotaciones relacionadas con este compositor porque trabajo siempre entre ambientes de brumas y me siento muy identificado con él. Mis representaciones tienen un halo de esa bruma en el interior y por otro lado, la nieve que baila es esa que cae poco a poco y se asemeja mucho a mi manera de dibujar”, me explica José Luis Puche.

Un año y medio de trabajo ha dado este maduro fruto. Y es que el sistema de creación de Puche es meticuloso. “Yo puedo realizar el mismo dibujo hasta tres veces en el mismo papel. Es trabajar capa a capa. Es decir, hago un primer dibujo. Ese dibujo se va posteriormente con el agua. Aparece la bruma de la que antes hemos hablado. Después, vuelvo a trabajarlo a través del registro que me deja el baño de agua. Y luego vuelvo a dibujar para dejar el definitivo. Por eso, puedo tardar dos semanas y media en elaborarlo. Pero sólo así logro esta gama cromática de grises tan variada. A partir de ahí, puedo si lo necesita, añadir color”, añade José Luis Puche.

Y lo maravilloso de admirar la exposición con el autor es la manera tan directa con la que he podido inmiscuirme en la obra. Y en su estrecha relación con el vuelo. En cada una de ellas, hay ejes radiales que invitan al vuelo y que se forman de manera natural en el cuadro. Existe una conexión armónica entre aquello que está en la zona de arriba y lo que está en la zona de abajo.

Volar, la libertad que supone el vuelo y la conexión con tu entorno

Este podría decirse que es el hilo conductor de la muestra de José Luis Puche que en su principal obra por tamaño, En el nombre de los pájaros, los personajes juegan a volar en todo el dibujo, son puros. Pero con un claro contraste con aquellos otros que intentan romper esa armonía. Dos en concreto, que se convierten en una barrera.

Y hablando del proceso científico de investigación del artista, como ya definiría Da Vinci, José Luis me cuenta que una pequeña obra de 20 centímetros, es una de sus favoritas. Se trata de una saltadora en la que no se ve el trampolín para que se transmita el momento cumbre del vuelo. El concepto del vuelo, la incógnita de por qué vuela el personaje. Y deja al espectador que coloque a la mujer en el contexto que le suscite.

“Esto es lo que yo quiero hacer. Si yo no puedo hacer esto no sé qué sentido tendría mi vida. Esto es una pulsión”

Estos fascinantes dibujos están en colecciones privadas y tenemos la suerte de encontrarlos en el museo malagueño. Por eso, la variedad temática es rica. Predominan esos saltos al vacío, como metáfora de vida que se alimenta ante los retos y que suponen un plus de confianza. “También están muy presentes los animales y sobre todo la presencia de los pájaros que invitan a esa idea del vuelo. Para mí el vuelo es algo muy sencillo, muy orgánico, muy natural. Y en esa acción veo una exaltación poética hacia los sentimientos puros, no hay una moral corrompida por ciertas actitudes sociales. Y mis personajes intentan asemejar el vuelo del pájaro en sus acciones”, apostilla Puche.

Este artista malagueño se hace por sí solo. Siempre sintió la necesidad de dibujar, de pintar, de expresar su creatividad. Pero primero la vida le llevó a cursar sus estudios de Historia del Arte donde se empapó de los grandes nombres que marcaron épocas. Y luego de manera autodidacta se lanzó al vacío para convertirse en uno de ellos. “Yo he ido aprendiendo de lo que veía en exposiciones. Para mí ha sido una constante de observar cuadros y preguntarme una y otra vez. Y gracias a mi formación, veo el Arte de otra manera. En cuanto a técnica, he aprendido por mí mismo. Francisco González Camaño, autor del catálogo dice por ejemplo, que esa peculiaridad de ser autodidacta ayuda a no tener miedo a romper parámetros establecidos para hacer cosas nuevas siempre. Y que los artistas que salen de la Facultad tienen muy marcados el rigor académico que han aprendido. En mi caso, cuando he sentido que una investigación estaba agotada, he dicho, cambio de modus operandi y me renuevo sin ningún pudor».

En nuestro recorrido por su exposición en el Centro de Arte Contemporáneo Puche me describía esa sensación onírica de sus dibujos: “la inquietud es algo que forma parte de mi trabajo desde hace muchísimo. Creo que es la manera de provocar al espectador. Lo que yo quiero crear en él es casi una especie de conmoción casi religiosa. Ese halo de relación carnal con el pasado y la memoria del que mira. Y siempre quiero trasladar al papel, no un dibujo como tal, si no más bien un acontecimiento donde ocurren todo tipo de situaciones que van desde lo sublime a lo trágico. Todo desde un punto de vista muy armónico, muy medido en esas actitudes pasionales”.

¿Cómo se siente este artista malagueño al ver su colección en su tierra en el CAC? “Pues, las últimas semanas han sido frenéticas, ultimando detalles de algunas obras”. Y es que está muy ilusionado. Ha sido una temporada de vértigo con jornadas de 8 de la mañana hasta las 12 de la noche. “Los buenos artistas somos unos yonkis del Arte. Da igual que sea festivo, las horas. Se pierde la noción del tiempo”.

Normalmente José Luis Puche tiene una exposición individual cada 3 años. Sólo en este 2018 tiene 4 individuales. Así que fijaos, como está viviendo con una agenda muy ajustada y cuidando todo para que la calidad nunca merme. Ha tenido una muestra individual en Madrid; la próxima será en Palma de Mallorca y a final de año en Estambul. Ahora toca dejarse llevar en Málaga. Toca dejar que la memoria te arrastre al admirar su colección en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. Dejar que la historia comience frente al dibujo de José Luis Puche y volar con la magia de sus trazos.

A mí me ha hecho pensar mucho en los saltos al vacío que me quedan por asumir. Y para ti ¿qué te suscita la obra de José Luis Puche? Gracias a José Luis Puche por su tiempo.

Carmen Moreno

Agradecimientos al trabajo fotográfico de Almudena Ternero

Carmen Moreno: